Qué pasa en el negocio de la música

Leyendo algunos artículos en The Register, y otros medios, me he venido enterando de algunas noticias bastante interesantes respecto del negocio de la música, sobre todo en cuanto a la distribución online (por ejemplo, a través de iTunes y Napster). Vamos por orden: primero, a lo de Napster, luego iTunes y por último, algo sobre las disqueras.

Napster y Penn State

Me enteré hace un par de días de que una universidad estadounidense (Penn State) había suscrito un acuerdo con Napster para hacer disponible su nuevo servicio de pago “gratuitamente”. ¿Cómo lo consiguen? Descontándolo del presupuesto que la universidad tiene para IT, fondo para el que cada estudiante aporta con US$160 semestrales, lo cual quizás podría parecer estupendo, pero… siempre hay problemas: el servicio de Napster solamente será disponible a los estudiantes de la universidad, o sea, que al graduarse, ni siquiera tendrán acceso como usuarios; para poder grabar sus canciones a CD, deberían pagar 99 centavos de dólar por cada canción, pero aún así hay problemas, ya que Napster es un software que solamente funciona bajo Windows, por lo que los estudiantes que ocupan Mac, Linux u otros sistemas, no recibirán este beneficio. Por otra parte, personalmente no me parece tan maravilloso el utilizar fondos de la universidad para permitir la descarga de música, ya que esto significa postergar otras inversiones como renovación de computadores u otras mejoras similares. Además, está el hecho de que al parecer, nunca se les preguntó a los alumnos qué sistema ocuparían para descargar música, lo que hace de este acuerdo una medida tremendamente arbitraria y autoritaria. Pero lejos, lo que me parece peor es el cómo se llegó a esta decisión:

Well, it turns out that Penn State President Graham Spanier is serving as co-chair of the Committee on Higher Education and the Entertainment Industry, along with Cary Sherman, president of the Recording Industry Association of America (RIAA). Yeah, we get the higher education gag too.

Qué lindo, ¿no? O sea, a cualquiera se le ocurre que los comités políticos son usados para hacer negocios, pero hay que ser muy descarado para algo así… por otra parte ¿qué hace el presidente de la RIAA en un comité de educación? ¿Cómo puede existir un comité sobre Educación Superior e Industria del Entretenimiento? Nunca me imaginé que la economía tuviera tanto peso en el gobierno estadounidense

iTunes y la música online

Tengo que reconocer que al bajar el software de iTunes hasta me llegaron a dar ganas de comprar música por internet. Todo parece tan fácil, tan limpio, que uno hasta se podría sentir haciendo un bien por recompensar a los artistas que tanto se lo merecen. Es que parece que todo funciona bien con iTunes: según Mouse.cl, iTunes está vendiendo cinco veces más que Napster, lo que no deja de ser impresionante. Hasta aquí, todo bonito… sin embargo, la vida es cruel:

“Most of the money goes to the music companies,” admitted Jobs. “We would like to break even/make a little bit of money but it’s not a money maker,” he said, candidly.

O sea, iTunes simplemente no es negocio. ¿Cuál es el negocio entonces? Según Jobs, la venta de hardware como el iPod. Y para Napster y los otros que no ofrecen este tipo de productos, simplemente no hay nada (en este contexto también, cabe preguntarse qué diablos viene a hacer MTV en el escenario… probablemente, de payasos).

El artículo de The Register es brutal en su análisis de esta situación, a la vez que propone una solución bastante ingeniosa: deja a Jobs como el perrito faldero de la RIAA, tratando de perpetuar un modelo de negocio que ya no es el mismo. Lo ponen en una frase magistral:

It costs Apple real dollars to provide the hosting service that delivers that digital file to you, and to write the sophisticated software that delivers it. Meanwhile, almost all the cash is flowing back to the copyright holders. Who, when you last looked, were a dinosaur oligopoly of five record labels, desperately seeking a way to preserve their copyright cartel into a new century. They were down, and they were out: but Steve Jobs rode to their rescue.

“Una oligopolía dinosáurica de cinco sellos disqueros, buscando desesperadamente la forma de preservar su cartel del copyright hacia un nuevo siglo”. Maestro, ídolo. Jaja, la frase de la semana.

Ahora, con respecto a la solución que proponen, tiene el mérito de ser cuando menos ingeniosa: crear un impuesto para la música, de modo de generar un fondo con el que recompensar justamente a cada artista. Existen ahora los medios para regular de una forma precisa y eficiente qué es lo que le correspondería a cada cual. Sólo me queda una inquietud al respecto: quizás en países europeos, donde existen poblaciones acostumbradas a pagar altos porcentajes en impuestos esta idea pueda ser llevada a cabo, pero en países con economías más liberales (en el sentido de capitalista-recalcitrante) como EUA o Chile, y con poblaciones que reclaman por cada centavo que deban pagar sin entender que finalmente deberían ser en su propio beneficio (porque claro, con estos políticos nunca se sabe), veo mucho más difícil que una idea de esta naturaleza pueda llegar a surgir.

Los sellos disqueros y el futuro de (el negocio de) la música

En medio de tooooda esta avalancha informativa, la guinda que decora el pastel es que Sony y BMG han acordado fusionar sus sellos disqueros. Además, el artículo agrega que Time Warner se encuentra en conversaciones para fusionarse con EMI, lo que de resultar crearía un lindo -o aterrador, más bien- gráfico de torta dividido en cuatro partes casi iguales: 26% para Sony-BMG, 25% para Time Warner-EMI, 24% para Universal y 25% para TODOS los sellos independientes.

Para cerrar este post, algunos enlaces sobre lo que las disqueras no dicen al venirnos con el cuento de pagar lo que se merecen los artistas: cuánto se lleva un artista y cuánto se lleva el sello.