Sobre el retiro de las tropas españolas de Irak

Es innegable que la decisión del gobierno de Aznar (y no del pueblo español) de enviar las tropas a Irak fue, por decir lo menos, lamentable, pero no es a eso al hecho que me quiero referir—tampoco a lo acertado que me parece retirar las tropas, lo que en definitiva sería enmendar una situación que desde un comienzo estaba mal. Existe otro mensaje que se puede desprender de esta acción. No conozco la reacción que ha producido el anuncio de Bin Laden en España, pero en caso de aceptar silenciosamente y cruzarse de brazos con tranquilidad no puede significar otra cosa que validar y mantener un modelo de relación en el que el terrorismo hace y los civiles dejamos hacer (lo mismo sería si en España nadie hubiese protestado por una guerra que el pueblo no pedía, pero que pagó con su sangre). Está bien celebrar el retiro de un ejército que no fue enviado a combate por su pueblo, pero no está bien aceptar una “tregua” bajo tales términos —mucho menos “celebrar” o “admirar” la descarada oferta de Bin Laden.

Debemos preguntarnos y reflexionar entonces por el sentido que le damos al retiro de tropas españolas de Irak: ¿se retiran para que no vuelvan a suceder tragedias como el 11 de marzo, o se retiran porque nunca deberían haber ido, porque el pueblo español está realmente comprometido con una paz que no se adecúa a las circunstancias, sino que siempre se busca como valor fundamental? Ya sabemos cómo serán las respuestas: quienes estén de acuerdo con la guerra, seguramente se inclinarán por la primera alternativa; es en ese marco en el que surgen las acusaciones de cobardía que muchos ciudadanos estadounidenses apuntaron hacia España tras el triunfo de Zapatero. Quienes optamos por la paz, nos inclinamos por la segunda, y en este sentido, la “tregua” de Bin Laden no tiene sentido: no es él quien la otorga, es España quien la determina, gracias a un nuevo gobierno que ha escuchado a su pueblo que ya antes (gracias Alfredo por la correción) de la tragedia del 11M dejaba en claro su postura. La tregua Bin Laden es un chiste, una humorada en la que pretende ser él quien actúa y España quien responde. España ya había hablado, antes que él.