La banda de rock más grande del mundo. Eso es The Rolling Stones, ni más, ni menos. Protagonistas de una historia tan larga como asombrosa, tan llena de éxitos como de momentos difíciles, probablemente sean unas de las pocas en toda la historia del rock que puedan llegar a celebrar sus 40 años juntos, aún vivos para contarlo, aún lanzando material nuevo (aunque sean un par de canciones en una recopilación), y aún sobre los escenarios.

Stripped es un disco que nos lleva a las raíces de los Stones, a su mismísimo fundamento, a su primera pasión: el R&B, o el “blues-based rock”, como quieran llamarle. De todos modos, es sorprendente cómo después de una gira tan gigantesca como lo fuera Voodoo Lounge Tour, vuelven a tocar en clubes y a grabar ensayos para traernos esta selección que sin duda alguna podemos considerar dentro de sus mejores trabajos. Si bien es cierto que lo primero que me atrajo de este disco fue el hecho casi anecdótico de la inclusión del clásico de Bob Dylan, Like a Rolling Stone, quedarse sólo con eso sería un crimen. Aún despojados de toda su maquinaria de rock-stars, siguen manteniendo esta energía y derrochando pasión en cada una de las pistas, incluso con una selección de canciones que pretende precisamente alejarse de la grandiosidad de los estadios y acercarse más al contacto directo con la música y con el público —Stripped logra una difícil mezcla de intimidad y fuerza, en un ambiente relajado y que invita a la cercanía, tal como si estuviéramos presentes en uno de sus ensayos, y demuestra tajantemente que el rock no necesita de fuegos artificiales, pantallas gigantes ni guitarras distorsionadas, sino tan solo la capacidad de mover y emocionar a su público. De un uno a un diez… un once.