Coqueteando con Xubuntu (I)

Ubuntu se ha logrado posicionar como la distribución de Linux más sencilla de instalar y que promete el cambio menos “traumático” para los usuarios de Windows; lo que junto a algún que otro desencantado como el ilustre Mark Pilgrim que decidió despedirse de Apple tras 20 años han puesto a esta distribución en el mapa de las alternativas reales a considerar al momento de elegir un sistema operativo.

Xubuntu logo

Hace tiempo quería probar algún sabor de Linux, y Xubuntu —una modificación de Ubuntu que utiliza Xfce como entorno de escritorio— me dio la oportunidad perfecta para considerar un cambio definitivo desde el “misterioso” Windows —digo misterioso porque sigue siendo un misterio para mí porqué se “cae” tras estar haciendo lo mismo por más de una hora— ya que se presenta como la alternativa ideal para equipos con menores prestaciones.

Ya había hecho algunas incursiones con distribuciones de Linux (por ejemplo, con el LiveCD de la versión 5.10 de Ubuntu, “Breezy Badger”) pero nunca me había planteado como posibilidad seria apartarme defintivamente de Windows en favor del software del pingüino… hasta ahora, claro. Como experiencia de estas experimentaciones anteriores, sabía más o menos qué retos tendría que superar para hacer funcionar todo mi hardware en Xubuntu, en especial dos piezas de “maravillosa” tecnología como los son el modem ADSL vía USB SpeedTouch otorgado por mi ISP y mi tarjeta de sonido basada en el chipset ALS007 de Asound.

Durante los próximos días estaré publicando una serie de posts sobre mi experiencia con Xubuntu; por ahora los dejo hasta acá, ojalá con ganas de saber cómo ha resultado todo esto. Espero cubrir el proceso de instalación, los pasos necesarios para hacer funcionar correctamente mi hardware, y revisar algunos programas que inicialmente me hicieron falta y que sus rivales libres hacen buena competencia contra sus versiones en Windows, además de uno que otro “tip” que podría ser útil para los que anden con ganas de probar una buena distribución o bien cambiarse definitivamente.