Stereophonics: Pull the Pin (2007)

Stereophonics: Pull the pin Aunque su lanzamiento oficial estaba planificado para el primero de octubre, el nuevo disco de Stereophonics ya había estado circulando hace un rato por internet, tanto en copias de avance como en adelantos de lo que son sus canciones en presentaciones en vivo y el ocasional —pero siempre obligatorio— video en YouTube.

Creo que esta es una de las pocas bandas “contamporáneas” que he seguido con tanta atención, por lo que siempre he estado bastante pendiente del material nuevo que han ido publicando. En los años más recientes, el grupo ha pasado por un cambio de alineación (durante 2003, el baterista Stuart Cable fue expulsado del grupo y posteriormente reemplazado por Javier Weyler), la internacionalización de su carrera (fundamentalmente, a partir de Dakota, el primer sencillo de Language. Sex. Violence. Other?) y el lanzamiento del primer disco de Kelly Jones en solitario; hechos que indudablemente han afectado el desarrollo del grupo.

Ninguno de los discos de Stereophonics suena exactamente igual que los demás, pero me arriesgaría a decir que en este caso se ha quebrado una tendencia que en lo personal no terminaba de convencerme: Pull the pin vuelve a un sonido algo más orgánico que Language. Sex. Violence. Other?, en términos musicales podría ubicarse en algún punto entre Word Gets Around y Just Enough Education to Perform.

Como siempre, los elementos básicos de su música son la guitarra, el bajo y la batería más la voz de Jones, la que ahora como nunca ha logrado un cuidadoso equilibrio de fuerza y expresión, con esa rasgadura particular que oscila entre la potencia y la sutileza con una precisión admirable.

Las canciones son predominantemente “animadas”, aunque pistas como su primer single It means nothing, Daisy Lane y la increíble Lady Luck ponen un contrapunto necesario, mientras que el último corte, Drowning, podría calificarse más bien de angustiante.

En este disco, Stereophonics ha mantenido su identidad y, en mi opinión, se han apartado del sonido más sintético de su disco anterior, lo que francamente debo agradecer. Nuevamente se pueden ver sus características propias en la composición (por ejemplo, es destacable el trabajo en la mezcla de múltiples capas de guitarras en varios pasajes), lo suficientemente alejadas de lo común como para haber creado canciones reconocibles, rock/pop como muchas más, pero tan propias como únicas.