Tres malas razones para elegir un servicio de hosting

Siempre me ha llamado profundamente la atención esa costumbre que tienen algunos clientes de preferir proveedores de hosting nacionales… no es que tenga nada en contra de los proveedores nacionales por el hecho de ser nacionales, sino porque son comprobadamente y rematadamente pésimos — por cierto, me refiero particularmente al escenario de Chile, desconozco cómo será el panorama en otros países pero tengo la impresión que puede pasar algo similar.

Pensando un poco por las razones que uno podría tener para dispararse en el pie de este modo, creo que hay al menos tres motivos que podrían influir en esta decisión.

Creer que quien te vende el acceso a internet también debe ser un experto en hosting

… después de todo, no es tan descabellado pensar que son expertos en infraestructura y deberían tener las competencias para poder manejar ambos aspectos del negocio… lo que sabemos que no es necesariamente cierto: en general el servicio de hosting que venden los ISP está atado al paquete de servicios contratados o bien es tan limitado que no aguanta nada que se más que un simple sitio tipo panfleto.

La búsqueda que sigue a partir de este punto suele terminar con alguno de los resultados de la primera página para “hosting {inserte su país aquí}” en Google: por lo general con una web que parece un homenaje a los 1990s, y que se preocupa de utilizar términos que parecen muy técnicos pero no aportan nada.

Que puedes pagar con cheque o transferencia bancaria, en moneda local

A pesar de que prácticamente todos los navegadores se han preocupado de aumentar y resaltar sus características de seguridad, al tipo de cliente que prefiere contratar un hosting nacional le preocupa más que le puedan hacer un cargo en la tarjeta de crédito (probablemente porque ha visto algún reportaje en las noticias de la televisión o en alguna película de hackers) a que lo estafen mensualmente en su cara, y contratar un servicio malo que puede pagar con un cheque o una transferencia bancaria a uno que debe pagar con tarjeta de crédito en un servicio que le puedas recomendar.

Lo criticable no es el hecho de querer tomar sus decisiones en torno al servicio que quisieran contratar, más bien que de fondo probablemente está la idea que su sitio es simplemente uno más de los gastos de la oficina, como el agua o la electricidad, y que con el solo hecho de pagar la cuenta mensualmente su sitio debiera funcionar por sí mismo, sin preocuparse de crear contenidos ni hacer ningún tipo de mantención — es el tipo de sitio que encuentras con una noticia con más de un año de antigüedad… sobre su nuevo sitio.

Que hablan tu idioma y tienes “a quién llamar”

Probablemente el argumento más poderoso a la vez que el más engañoso. En lo personal, me parece inexplicable la especie de fascinación que a algunas personas les produce tener un “ejecutivo de cuenta” que les plantee un servicio “a la medida”, como si se tratara de una cuenta de banco o un sastre.

Por otra parte, está la confianza ciega en que el personal de servicio técnico hable en tu idioma, lo que difícilmente podría ser una ventaja ya que si hay un fallo en el sitio o si por alguna razón el sitio se ve comprometido, el servicio técnico del hosting no es el que va a responder ni solucionar el problema: si el problema es a nivel de la aplicación, con razón podrían argumentar que no es de su responsabilidad (aunque si es así, no tiene mucho sentido contar con el servicio técnico del hosting, sino más bien con una mantención de quien desarrolló el sitio, ¿no?), pero por otra parte, si el problema es realmente de más bajo nivel y responsabilidad directa del hosting, entonces la cuestión no debería recaer en que puedas llamar a alguien para que solucione el problema, sino en que esos problemas no se produzcan, y si bien todo sistema es susceptible a fallos, un buen proveedor no necesita que le digan “esto está fallando” para saber que tiene algo que solucionar.

La trampilla del “tener a quién llamar” pasa también por vender cosas que no son tal como las pintan: por una parte, están los que promueven a cPanel o Plesk como entornos “amigables” o “autoadministrables” (vaya a saber uno qué significa esto para ellos) como si cualquier persona fuera a entender mágicamente todas las opciones que se le ofrecen; mientras que por otra están los que se ufanan de tener un panel de control propio y que salvo contadas excepciones suelen ser engendros horripilantes y poco funcionales.

Finalmente, están también los que exhiben como medallas de guerra sus certificaciones de Microsoft, Oracle y Java, pero que te miran como si estuvieras hablando en zulu (o peor, condescendientemente como a un párvulo) cuando planteas que estás trabajando sobre PHP+MySQL, WordPress y “todas esas cosas hippientas de software libre/código abierto”. Algunos llegan a afirmar que nadie da soporte a “esas cosas”, por lo que ellos sólo garantizan, básicamente, que el servidor está conectado a la electricidad, pero de ahí en más no es su responsabilidad.

¿Y cuál es la moraleja?

No estoy tratando de hacer una fábula, pero hay algunas cosas que podemos sacar en limpio:

  • Negocia tus contratos hasta la entrega del sitio, no la puesta en producción: muestra el sitio funcionando en tu propio hosting para que tu cliente lo pruebe a sus anchas, pero haz una entrega en CD con los archivos del sitio, base de datos, manual de uso e instalación, etc. Puede que parezca cavernícola, pero te permitirá poder poner fin al proyecto cuando lo que es de tu responsabilidad ya se haya dado por cumplido.
  • Recuérdate y recuérdale a tu cliente que el objetivo de su trabajo conjunto es llegar a tener un sitio funcionando. Plantea la puesta en línea del sitio como un mini-proyecto adicional de acuerdo a las características del hosting que decida contratar, ya que de acuerdo a esto podría ser desde una tarea de un par de horas a días enteros peloteando e-mails con los de soporte.
  • Aconseja a tu cliente, guíalo y edúcalo en las características del producto que le estás vendiendo. Entrégale la documentación adecuada y la información sobre las condiciones necesarias para que su sitio web funcione correctamente.

Siempre trata de anticipar y solucionar los escollos que puedan encontrar en este paso que debería ser un mero trámite. Un desarrollo no implementado le sirve tan poco a tu cliente como a tu portafolio y reputación.